miércoles, 10 de marzo de 2010

Ciencias ocultas

Hoy sorprendentemente estoy de buen humor. No tengo motivos de peso, porque la vida sigue y es igual. Pero a esta hora estoy de buen humor.

Quiero compartir con vosotros esta obra de arte de Javier Krahe. Y agradecer a David Larrañaga el habérmela presentado en Tenerife años ha.


La verdad es que ya lo decía Maslow. Todos tenemos necesidades y a medida que las satisfacemos nos surgen necesidades de orden superiór. Maslow con su pirámide (muy a pesar de sus detractores) supo pintar el futuro como si de Julio Verne se tratase. Lo que quizá no podía imaginarse ni de lejos era que el color de un teléfono móvil pudiese llegar a ser una de las necesidades a satisfacer. Necesidades cada vez mas fútiles a medida que escalamos peldaños. Pero que no dejan de ser importantes para el individuo que ya ha satisfecho necesidades más bajas. Más humanas. Aunque claro está yo solamente opinaré de nuestro primer mundo. Libre de tifones, de terremotos y de casas que se pliegan en cuanto el lobo pega dos soplidos.

Entre estas necesidades se ha infiltrado el trato con lo oculto. Con lo intangible. Ya no hablo de la religiosidad o de las creencias ancestrales. Siempre he dicho que cuando el río suena...
El caso es que hemos importado e inventado religiones nuevas. Nuevos poderes que nos permitirían cambiar nuestro sino, tomar decisiones, e incluso alterar las decisiones de nuestros congéneres. Fantástico. Y en este punto confesaré que yo soy de los que creen. Creo prácticamente en todo. Esos si, a mi manera, como … (valla, resulta que la canción, no solo no es de Paul Anka cantada por Sinatra. Resutal que la canción “a mi manera” está adaptada de una canción de Claude François, afrancesado como él solo). El caso es que yo creo y punto.

Vendería mi alma al diablo. Pactaría con dioses, ojáncanos, duendes, elfos. Sin dudarlo dejaría que me mordiese un vampiro. Besaría sirenas o anjanas. Pero nada, de estas cosas no he vivido ni la oportunidad.

A cambio he hablado con el bosque. He leído a las estrellas. He sentido el poder que tiene la vida más humilde. He vivido mucho que no se puede explicar con las ciencias contantes y experimentales. Es lo que tiene la espiritualidad. En el momento en que te faltan variables para cuantificar o medir, entramos en el terreno de lo intangible. Hic sunt dracones. El ser humano tiende a crear dioses cuando se le terminan las razones. El ser humano odia el caos y teme a la entropía.

Y claro, nos asustan el futuro, el presente y en ocasiones el pasado. Cubiertas nuestras necesidades alimenticias, domesticas y afectivas, buscamos necesidades alternativas. Y ahí tenemos a Iker Gimenez relamiendose. A Iker, a la pitonisa Lola y a los maestros del budoo si me apuráis. Incluso los agnósticos tienen sus cospiranoicos, políticos, reyes y artístas. Todos necesitamos creer para creer que tiene sentido. Únicamente cuando no crees en nada te conviertes en filósofo. Y los filósofos si que me gustan.

Al final podemos encontrar gente que cree en cualquier cosa. Superpoderes con cuarzos, piedras pulidas, sin pulir. Superpoderes en los ladrillos. Plantas milagrosas y exóticas sin ser peyote. Importamos cualquier chorrada y le damos el orden supremo. Me viene a la cabeza la baba de caracól. Que no niego sus virtudes terapéuticas que las tendrá. Pero me produce cierta hilaridad pensar en una señora tumbada en su yate en Jamaica comiendo caviar y embadurnándose de baba de caracol. Superpoderes en cartas y en dibujos. Desdeluego que hablo del tarot. No del juego de los pokemon. Aunque para el caso cumplirían sobradamente con la finalidad. De los egipcios dicen que viene. Claro. Eso se sabe porque en las pirámides se puede ver claramente a los faraones echandose las cartas. Seguramente en la cámara de Amenotep ¾ entre todas sus riquezas se encontraron un par de cartas de Osho en papiro. Perfectamente lógico.

Ni siquiera me sorprende que atribuyamos superpoderes cósmicos a champús anticaspa, cremas rejuvenecedoras y yogures antigripales. Superpoderes científicos. ¿Incongruencia? Claro que no, fijaros si no en la homeopatía.

Creed en lo que queraís. Pero por favor no caigáis en el ridículo. Colgarse apios y perejil en la tele no es espiritual, es soberanamente tonto. Y de Carlos Jesús ni hablo.

Quered en lo que creaís.

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